Las bronquiolitis son procesos inflamatorios de pulmón.
Tienen múltiples desencadenantes. Aunque el más frecuente son las infecciones víricas, también se pueden producir por cambios bruscos de humedad y temperatura, por la contaminación, por el humo del tabaco, por pólenes, etc.
Al inflamarse los bronquios se produce una dificultad para la entrada de aire a los pulmones, que desencadena el resto de los síntomas: Tos, falta de aire, agotamiento, somnolencia.
Cualquier niño puede tener una bronquiolitis, algunos virus son especialmente propensos a ello y provocan epidemias importantes.
Algunos niños tienen predisposición a tener bronquiolitis severas y/o de repetición, estos niños decimos que tienen un ‘asma infantil o del lactante’; y se debe a una inmadurez en el desarrollo de los pulmones. Por lo general suelen tener mejoría con la edad y solo un 10% continúan teniendo episodios por encima de los 6 años.
Todas las crisis de bronquiolitis se deben tratar igual:
- Debe ser valorado por un profesional sanitario.
- Se administrará salbutamol con cámara espaciadora de 2 a 4 inhalaciones cada 4, 6 u 8 horas dependiendo de la gravedad de los síntomas.
- Si la crisis es moderada habrá que poner medicación en el mismo centro sanitario y además se pautará corticoide en jarabe durante 5 días en casa.
- Si a pesar de la medicación administrada en el centro no hay buena respuesta habrá que valorar la posibilidad de ingreso hospitalario con o sin oxigeno añadido.
- Todas las bronquiolitis deben ser revaloradas por un pediatra en 3-5 días. Y deberán seguir siendo valoradas hasta recuperación completa.
- Durante las primeras 48 horas hasta mejoría de los síntomas, es recomendable que permanezcan en casa.
En caso de reiteración de crisis habrá que valorar la posibilidad de instaurar un tratamiento preventivo al menos durante los 3 siguientes meses.
En todos los niños con bronquiolitis de repetición debería ser valorada la posibilidad de vacunar de la gripe.