El lenguaje verbal es el lenguaje humano por excelencia. Esta actividad supone una estructura psicológica muy compleja y se desarrolla de una manera rápida en el niño, ya que desde que nace hasta que alcanza los 6 años pasa de no disponer de ningún código ni capacidad de abstracción a llevar a cabo una conversación. Para que esto suceda habrá tenido que aprender, asimilar y poner en práctica de manera progresiva un complejo código de signos y normas que va a permitirle intercambiar información o comunicarse con los demás a través del habla o lenguaje oral.
La adquisición del lenguaje es un proceso evolutivo que sigue su propio ritmo y curso y en el que la implicación de las familias y los profesores es imprescindible.
Es muy importante la relación que existe entre niño y adulto ya que el adulto va a contribuir en su interacción con el niño, a través de los mecanismos de estimulación, de una comunicación motivadora y de animación e invitación a la imitación, al desarrollo de las habilidades comunicativas y lingüísticas. Que un niño pronuncie y articule bien los sonidos, depende, en gran medida, de que nosotros, como padres o tutores, ofrezcamos unos modelos correctos de pronunciación.
En esta interacción mutua entre el niño y el adulto que es donde se enseña/aprende el lenguaje sería bueno tener siempre presente unas pautas que nos pueden ayudar:
- Es importante pararnos a reflexionar sobre nuestra manera de hablar. Si no hablamos bien, nuestros hijos y alumnos hablaran de la misma manera.
- A la hora de establecer la comunicación nos tenemos que ponernos delante del niño y a la misma altura.
ü Antes de seguir hablando debemos asegurarnos de que el niño nos esté escuchando y entendiendo.
- Debemos demostrar al niño que nos interesa todo aquello que hace y dice.
- Cualquier actividad cotidiana (hora del baño, comida, dormir…) se ha de aprovechar como herramienta de comunicación.
- Es importante pasar mucho tiempo comunicándonos con nuestros hijos: conversar diariamente, leerles cuentos, pedirles que señalen imágenes y las nombren, etc.
- No debemos corregir constantemente a los niños, ya que pueden optar por no hablar. Después de su producción repetiremos lo que ha dicho de forma correcta y dentro del contexto de una frase.
- No debemos interrumpirles mientras hablan. Debemos dar tiempo para que se expresen y esperar antes de contestar.
- No debemos imitar su forma de hablar y tampoco debemos demostrar que nos hace gracia esta conducta.
- Debemos hablarles con frases cortas y sencillas, adaptadas a la edad.
- Es bueno hacer con ellos actividades que estimulen el lenguaje espontáneo, como por ejemplo dramatizaciones, juegos de role playing...
En el desarrollo del lenguaje también es importante tener presente los aspectos físicos que intervienen a la hora de la pronunciación. Hay dificultades que presentan los niños que se pueden deber a una mala higiene bucal o nasal, una mala respiración bucal… Por eso también es importante para estimular la capacidad lingüística tener en cuenta estos aspectos:
- Comer todo tipo de alimentos, ya que implica una serie de movimientos de lengua, labios y dientes que son básicos para el lenguaje.
- Introducir de manera definitiva la actividad de masticar para reforzar los músculos que intervengan en el habla.
- Hacerlos conscientes de la importancia de llevar la cara limpia mediante imágenes.
- Enseñarle las dificultades que le provocan tener mocos o babas a la hora de hablar, oler… y reforzar positivamente todo aquello que haga para evitar llevar mocos o babear.
- Evitar el uso del chupete-biberón a partir de los 24-30 meses, una vez se hayan superado diferentes etapas como la adaptación escolar y la ausencia de los padres, dormir solito, el control de esfínteres…
Como conclusión destacar la importancia de hablarle y hacerle hablar al niño en cualquier momento o situación y siempre tener en cuenta que el lenguaje no se desarrolla con un ritmo idéntico en cada niño, por tanto no podemos establecer un calendario común para todos los niños.