La relación entre hermanos es una relación única, irrepetible y muy especial. Este vínculo constituye uno de los vínculos más fuertes y duraderos que existen en la vida de las personas.
Los hermanos son aquellos iguales que nos acompañan en nuestro desarrollo, crecimiento y aprendizaje, resultando crucial su influencia en estos procesos. Un hermano o hermana es aquella persona, que se convierte en nuestro primer amigo, cómplice, compañero de juegos, e incluso rival. A través de esta especial relación los pequeños inician la socialización con los iguales, aprenden a compartir, a respetar, a convivir, aparecen nuevos sentimientos y emociones, como la rivalidad y los celos, la admiración, la protección, etc.
Entre hermanos, se establece desde el primer momento una relación especial, diferente a todas las demás, como resultado de la mezcla del apego; son compañeros con los que se aprenden muchas cosas, y con los que se debe compartir el cariño y la estima de los padres y demás familiares.
Los hermanos mayores y los hermanos pequeños.
Cuando llega un nuevo hermano se produce un momento de tensión, puesto que los primogénitos son “destronados” de su lugar único. Ahora deben compartir el cariño y atención de los progenitores con un nuevo miembro de la familia, por este motivo, son comunes los celos, ya que se sentirán en ocasiones desplazados. Por otro lado, los hermanos mayores también experimentarán un sentimiento de protección, de cuidado hacia sus hermanos pequeños, se sentirán en ciertos momentos responsables de ellos.
Los hermanos pequeños verán en sus hermanos mayores aquellas figuras a las que imitar. Serán sus modelos a seguir, miraran con admiración a los mayores, querrán ser como ellos. Es común también en este caso los celos en determinados momentos y el sentimiento de rivalidad. Para los pequeños es todo un reto llegar a hacer las cosas que hacen sus hermanos mayores, serán una especie de rivales a los que seguir y alcanzar.
Cuando los hermanos no se llevan bien, esto se denomina rivalidad entre hermanos. Rivalidad significa competencia. La competencia es algo normal, pero un exceso de competencia puede hacer difícil la vida familiar.
CONSEJOS PARA FOMENTAR UNA BUENA RELACIÓN ENTRE HERMANOS.
Llegada de un nuevo hermano y los celos entre ellos. La llegada de un nuevo hermano supone para los niños y niñas un momento de cambio, con el que no se suelen sentir muy cómodos. La llegada de este nuevo miembro a la familia, suele suponer una reubicación de su lugar, el pequeño se siente destronado, cuando realmente sigue ocupando el mismo lugar, sólo tiene que compartirlo. Es habitual además que quieran ser tratados como el nuevo miembro, les costará comprender que no es cuestión de otorgar más cariño, sino de la edad de cada uno. (Por ejemplo: cuando tenemos un bebé, le cogeremos en brazos y le alimentaremos, a un niño de tres o cuatro años le pediremos autonomía para comer y no le cogeremos tanto en brazos).
Es fundamental entender cómo se sienten los niños en esta situación, prepararles antes de la llegada del nuevo pequeño, compartir con todos los hermanos todos los momentos posibles y respetar espacios, tiempos y actividades dedicadas al hermano mayor.
En diferentes momentos del desarrollo es normal que se produzcan celos entre hermanos. Los hermanos, son iguales, y por lo tanto se percibirán como rivales en muchas ocasiones. Ambos querrán hacer lo que el otro hace y ser merecedores de las atenciones que tiene el otro. Los adultos debemos de entender y ser conscientes en todo momento de esta situación, es fundamental para ello no comparar a los hermanos, buscar el apoyo entre ambos, que se den cuenta de que las metas de cada uno de ellos son objetivos comunes, que colaboren y que se ayuden.
COMO CREAR UNA BUENA RELACIÓN ENTRE HERMANOS.
Evita comparar. No hagas juicios comparativos del tipo este más bueno, pero el otro es más listo. Valora las actitudes de cada uno en su momento, pero nunca las compares.
Crea un clima de colaboración. Trata de buscar actividades en las que ambos colaboren. Enséñales que las metas de cada uno pueden ser metas comunes. Por ejemplo, si enseñas a tu hermano pequeño a montar en bici, estaremos orgullosos todos de él y de ti porque le has ayudado.
Dedica tiempo y atención similar a ambos por separado y juntos. Presta atención el tiempo que dedicas a cada uno, no te centres en uno de ellos porque sea más pequeño o porque necesite más atención por la causa que sea. Puede que alguno de ellos reclame menos atención, pero también la necesita.
Déjalos su espacio propio de ellos como hermanos. Intenta que tengan momentos de juego, de complicidad solos, sin la supervisión de los adultos. De esta forma fomentas que compartan experiencias, que se hagan cómplices, que se cuiden uno al otro, que solucionen sus rivalidades.
Si cuando atiendes a uno de ellos, el otro pide tu atención, no se la des. Tiene que aprender que es el momento del otro, que cuando termines de atender al otro le atenderás a él (siempre que no sea por algo peligroso)
Fomenta la comunicación y la escucha entre ellos. Sirve de ejemplo y crea un clima de comunicación y escucha en el hogar. Cuando uno de los pequeños hable, es normal que el otro quiera reclamar la atención y opinar, enséñale que ha de respetar su turno de comunicación, que debemos escuchar al que habla y cuando termine podrá hablar y todos le escucharemos.
Hazlos participes de las alegrías, problemas y vivencias de cada uno de ellos. No le ocultes situaciones que tienen que ver con cada uno de ellos.
Como conclusión, tal vez ahora te cueste creerlo, pero es posible que algún día tu hermano o hermana se convierta en tu mejor amigo. Muchos hermanos se pelean y compiten entre sí durante la infancia y la adolescencia; pero, de mayores, mantienen una relación muy estrecha.Conforme te vayas haciendo mayor, es posible que cambies de amistades, pero tu familia seguirá siendo siempre tu familia.