Desarrollar en los niños una autonomía, es una tarea difícilpero, como ya sabemos, todo se aprende, y por tanto, todo se enseña. Para que nuestros niños sean independientes y desarrollen cierta autonomía en sus vidas, debemos educarles y su grado de autonomía e independencia dependerá mucho de la educación que les demos.
Lo que ocurre, generalmente, es que los adultos se anticipan a las acciones de los niños, y no se les deja actuar o hacer algunas cosas que los niños podrían hacer solos. Se actúa así porque se cree que los niños aún no tienen capacidad de realizar cosas por si mismos, por evitar que se hagan daño, por comodidad para conseguir resultados más rápidos...
 

Los niños aprenden a ser autónomos a través de las pequeñas actividades diarias que desarrollarán en casa o Todo se aprende, todo se enseña en la escuela. Ellos desean crecer y quieren demostrar que son mayores en todo momento. Es misión de las familias y de los educadores, la aplicación de tareas que les ayuden a demostrar sus habilidades y el valor de su esfuerzo. Colocar, recoger, guardar, quitar, abrochar y desabrochar las prendas de ropa y los zapatos, ir al baño, comer solo o poner la mesa son acciones que ayudarán a los niños a situarse en el espacio en que viven, y a sentirse partícipes dentro de su propia familia y con sus amigos.

La educación de los niños hacia la independencia.

Todos los niños pueden y deben ser educados para ser independientes, pero no todos son iguales. Cada uno desarrolla capacidades de una forma distinta. Se puede pedir todo a todos, pero no se puede esperar que los resultados sean los mismos. Se debe, primero, conocer cuáles son las capacidades reales de cada niño, para poder ayudarle en su justa medida, y no solucionarle la tarea cuando él sea capaz de realizarla solo.

Se debe dar la oportunidad de experimentar, de equivocarse, de fallar o de acertar, y todo eso lleva un tiempo, según la edad y la capacidad de aprendizaje de cada niño. Cuando tu hijo, delante de una tarea, diga: yo solo que ya soy mayor, escúchale y respeta su decisión. Es más importante lo que dicen y cómo actúan las familias en ese proceso, que la disposición que tenga el niño. No olvidéis que una mayor autonomía favorece una buena autoestima, y que este camino conduce a una evolución sana en cuanto a las decisiones y las vivencias del niño en su día a día.

 

Tres consejos para las familias para crear hábitos y rutinas:

Las familias se pueden iniciar en el proceso de aprendizaje para crear un hábito y una rutina constante en sus actuaciones. Para poder llevarlo a cabo con éxito, se recomiendan las siguientes pautas:

1. Siempre y en todo lugar: si se quiere que el pequeño se vista o coma solo, hay que dejarle hacerlo todos los días y Se debe dar la oportunidad de experimentar.en todas las ocasiones; no vale "con papá sí y con mamá no", "cuando tengo prisa te visto" o "te doy de comer yo".

2. Explicarle cómo se hace: es necesario detallar al niño los pasos que debe dar para realizar una acción. No se le puede decir "lávate el pelo" sin contarle antes que debe poner un poco de champú en el cabello, frotar y luego enjuagar. Se les puede enseñar determinados hábitos con un ejemplo.

3. Elogiarle y supervisar: los padres pueden supervisar el resultado de la acción del pequeño y corregirle si se equivoca, pero deben procurar que sea él mismo quien enmiende el error, si lo hay. Cuando la acción esté bien, hay que elogiarle por su resultado.

Conclusión
Debemos por tanto, dar a los niños las herramientas, posibilidades de acción y el ejemplo, que son la clave para lograr que adquieran autonomía y vayan, poco a poco, formándose como personas independientes.

(Imágenes:123rf.com)                                                          Kidsco Escuelas Infantiles