Desde el momento en el que somos conscientes de que esperamos un hijo, nuestra vida da un vuelco y nuestras preocupaciones tornan hacia objetivos diferentes, ya que poco a poco vamos siendo conscientes de la responsabilidad que asumimos. Un hijo o una hija es el mayor regalo, una gran alegría, pero también es una gran responsabilidad: ese bebé que nace es una persona independiente pero que depende de ti, que aprenderá de ti, te imitará en todo y a la que debes atender, cuidar, querer y educar lo mejor posible.
El hecho de ser padre o madre no implica necesariamente saber ejercer bien la labor de educar. Los niños no nacen con el “libro de instrucciones” bajo el brazo y nadie nos explica como “funciona” nuestro hijo: qué le gusta, cómo se le tranquiliza, etc. Si además cuentas con varios hijos, “descubres” que entre ellos hay grandes diferencias y que en ocasiones, lo que valía con uno, no obtiene los mismos resultados con otro. ¿Y qué podemos hacer?
Nuestros hijos no esperan que seamos perfectos, sino que intentemos hacerlo bien, que les enseñemos cuál es el camino, cómo hay que obrar y cómo hay que responder a esa educación que recibe o lo que se espera de él. Si se equivocan (al igual que nosotros), no pasa nada, se reconoce, se reconduce y se aprende. En la mayoría de ocasiones aprenderán más del ejemplo y de cómo se dice algo que al mensaje en sí.
Para plantearse como educamos a nuestro hijo, es importante partir de cómo somos a nivel familiar y cada uno de nosotros, qué queremos y cómo nos vamos a organizar. Respecto a “quiénes somos”, debemos consensuar (padre-madre) cuáles son los principios y valores que primarán en nuestro Proyecto educativo familiar;? en relación a “qué queremos”, estableceremos objetivos realistas, concretos y objetivos;? y por último, “cómo nos organizamos”, hará referencia al ambiente, el clima, los tiempos y la organización de la que dispongamos para llevar a cabo conciliando las variables “calidad-cantidad de tiempo” (no se puede educar sin “estar”).
Uno de los elementos importantes de la Educación de nuestro hijo es la colaboración en ese Proyecto educativo familiar y es aquí donde se establece la importancia de la labor de la Escuela Infantil. Nuestro Centro Educativo Kidsco quiere ayudaros en vuestra función educadora y asesoraros en aquellos aspectos pedagógicos donde tengáis dudas; por ello, no sólo contamos con personal profesional docente y de servicios, sino también con pediatras, enfermeros, dentistas, psicólogos y psicopedagogos, que refuerzan nuestra atención y dedicación diaria a vuestro hijo. Por ello, en las publicaciones mensuales que vais a recibir mensualmente a partir de noviembre, tratarán temas relativos a estas primeras edades tan importantes, preparados por estos profesionales colaboradores de los que podemos aprender y en los que os
podéis apoyar. También participarán escribiendo artículos o dirigiendo charlas/talleres, padres y madres que son profesionales relacionados con la infanc
ia y quieren sumarse a esta iniciativa, porque queremos que la Escuela de Familias sea ¡parte de todos!
¿Os animáis?
Son muchas las personas que pueden ayudaros en la educación de vuestro hijo: hermanos, abuelos, tíos, primos, amigos, vecinos, profesores, otras familias del Centro, personal médico, etc.; pero sólo vosotros, madres y padres, tenéis la responsabilidad de dicha educación. Desde Kidsco os queremos brindar toda la ayuda que necesitéis para colaborar en esta gran labor, función que desde el momento en que supisteis de la venida de vuestro hijo y más desde que lo tuvisteis en vuestros brazos, habéis asumido con cariño, ilusión, dedicación y compromiso.
La familia es el mejor regalo que puede recibir un niño y por ello, debe cuidarse manteniendo un ambiente seguro, cálido, lleno de afecto, cariño, tranquilidad, escucha, alegría y educación, ya que como principal fuente educadora que propicia las primeras experiencias, supone una estrecha convivencia de ejemplo constante.
¡Ánimo en el empeño!